“Eliseo le mandó a decir mediante un mensajero: «Ve y lávate siete veces en el río Jordán. Entonces tu piel quedará restaurada, y te sanarás de la lepra».” (2 Reyes 5:10) NTV
La bendición de Dios no está en hacer las cosas como nosotros pensamos, creemos o como a nosotros nos gustaría. La bendición viene cuando obramos en obediencia.
“Entonces Naamán bajó al río Jordán y se sumergió siete veces, tal como el hombre de Dios le había indicado. ¡Y su piel quedó tan sana como la de un niño, y se curó!” (2 Reyes 5:14) NTV
5 CLAVES PARA RECIBIR UNA BENDICIÓN:
- LA BENDICIÓN DE DIOS ROMPE TODA MALDICIÓN: Así como la lepra consume partes del cuerpo llevando a la persona a la muerte, de la misma manera las maldiciones van matando diferentes áreas de nuestro ser hasta acabar con nosotros.
- FE: Usted tiene que creer que la bendición de Dios vendrá, tiene que esperar el milagro. “De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad.” (Hebreos 11:6) NTV
- LA BENDICIÓN SE BUSCA: Naamán creyó que el profeta de Israel podía sanarlo. Pero no se quedó solo con el deseo, puso su fe en acción. Naamán armó el equipaje, alistó sus caballos, preparó su carruaje, su comitiva de oficiales y viajó hasta la casa del profeta.
- OBEDIENCIA: Naamán fue obediente, aún cuando su razón le decía lo contrario. Su corazón fue probado, renunció a su orgullo, obró en fe conforme a la palabra del profeta y recibió el milagro.
- DEPENDER DE DIOS: Las siete zambullidas en el río hablan de constancia. No recibió el milagro con una sola zambullida, ni con dos ni con cinco. Fue necesario que se sumerja en el río siete veces. Quizás el milagro que esperabas no vino en la primer zambullida, pero sigue insistiendo, sigue confiando, sigue creyendo en fe, camina en obediencia. Haz una nueva zambullida en el río, y otra, y otra, y otra, y otra, hasta que el milagro suceda, porque le milagro vendrá.
“Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo.” (Efesios 1:3) NTV