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¿Quién es Dios para ti? y ¿Qué lugar ocupa en tu vida? ¿Comprendemos verdaderamente lo que significa ser hijos de Dios? ¿Actuamos en la vida como tales?
Todo en la vida tiene un orden. El universo tiene un orden y cada cosa creada tiene un propósito. Dios estableció principios eternos y nada se escapa de ellos, todo lo creado se sujeta a El.
El libro de Daniel, nos cuenta un relato fascinante sobre la vida de uno de los reyes más importantes del imperio de Babilonia, Nabucodonosor. Éste rey, había tenido un sueño que ningún mago, astrólogo, brujo o hechicero pudo descifrar. Era un sueño enviado por Dios en el cual se dictaminaba una sentencia celestial sobre el rey.
Sólo aquellos que están alineados con Dios conocen la interpretación de los tiempos. Discernir los tiempos nos permite vivir con sabiduría. Sobre Daniel residía un espíritu mayor, el espíritu de Dios, el mismo que habita dentro de cada uno de nosotros.
Nabucodonosor estaba lleno de pecado, orgullo, soberbia y vanidad. Gobernaba de manera opresiva y no reconocía otra autoridad sobre la tierra más que la suya. Fue tal la magnitud de sus pecados, que el Rey de reyes y Señor de señores tuvo que darle una lección de humildad.

“Serás expulsado de la sociedad humana. Vivirás en el campo con los animales salvajes y comerás pasto como el ganado. Durante siete períodos de tiempo vivirás de esta manera hasta que reconozcas que el Altísimo gobierna los reinos del mundo y los entrega a cualquiera que él elija”. (Daniel 4:32) NTV

La peor versión del ser humano aparece cuando deja de reconocer a Dios. Cuando nos olvidamos de Él y decidimos independizarnos de su buena voluntad comenzamos a vivir una vida desordenada, nos corremos de su cobertura divina y quedamos expuestos a las inclemencias del tiempo. En el caso del rey Nabucodonosor, literalmente nos cuenta la Biblia que fue reducido a vivir con los animales del campo. Su cuerpo se transformó como el de un animal, y perdió el uso de la razón (Daniel 4:33).
El hombre sin Dios carece de potencial, vive sin propósito. Reduce su vida a la satisfacción de sus deseos y toma decisiones temperamentales, basadas en las emociones del momento. Cuando fallamos en reconocer la soberanía de Dios sobre nuestras vidas y nos apartamos de su cobertura, perdemos las fuerzas que nos fueron asignadas para cumplir nuestro propósito. Por eso el enemigo intentará una y otra vez desgastarte con batallas inútiles, trayendo problemas y conflictos que drenarán tus fuerzas hasta agotarte por completo. Pero aquel que se toma de Dios y lo pone en primer lugar en su vida, tiene sabiduría, conoce los tiempos, tiene dominio propio y asigna su energía a las batallas que Dios le envía.

“Cuando se cumplió el tiempo, yo, Nabucodonosor, levanté los ojos al cielo. Recuperé la razón, alabé y adoré al Altísimo y di honra a aquel que vive para siempre.” (Daniel 4:34) NTV

Tuvieron que pasar siete años de vivir como una bestia para que el rey de Babilonia aprenda la lección. Sólo cuando reconoció la autoridad de Dios sobre su vida y sobre todo lo creado, pudo Nabucodonosor recuperar la razón, la autoridad y el gobierno. No pierdas el tiempo en la vida emprendiendo batallas que no te corresponden. El año 2020 recién está comenzando, coloca a Dios en primer lugar, busca su dirección en todo lo que emprendas, y tu vida florecerá.

“Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar. No te dejes impresionar por tu propia sabiduría. En cambio, teme al Señor y aléjate del mal. Entonces dará salud a tu cuerpo y fortaleza a tus huesos.” (Proverbios 3:6-8) NTV

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