¿CÓMO DEBEMOS CRECER ESPIRITUALMENTE?
“No importa quién planta o quién riega; lo importante es que Dios hace crecer la semilla.” (1 Corintios 3:7) NTV
Crecer implica dolor. Quizás éste sea el motivo por el cuál tanta gente se niega a crecer. Para subir a un grado mayor de autoridad, es precisión sacrificar cierto grado de comodidad.
Todas las iglesias tienen 3 tipos de personas:
El hombre natural, que todavía no ha nacido del Espíritu. Cree en Dios, pero todavía no ha tenido la experiencia de estar lleno del Espíritu Santo. Todas sus decisiones pasan por sus fuerzas.
Aquellos que han nacido de nuevo, tienen a Cristo en sus corazones, pero todavía Dios no e el dueño completo de sus vidas. Aún conservan áreas en su interior que no desean consagrar. Se conducen por lo que dictan sus sentidos.
Los cristiano maduros. Aquellos que crecen, se reproducen y se expanden. Alcanzan sus metas y cumplen su propósito en la vida. Sus decisiones se basan en la guía del Espíritu Santo, y todo lo que hacen prospera.
¿Con cuál de éstos 3 tipos de persona se identifica usted? Es muy importante que individualice su posición, de manera que pueda identificar sus debilidades para poder dar el próximo paso. Lo invito a que éste mes en particular abra su corazón para que Dios le muestre cuáles son las áreas de su vida en las que Dios debe obrar. Permita que el Espíritu Santo trabaje dentro suyo, para que todas las semillas que fueron plantadas en su interior crezcan, se desarrollen y lleven mucho fruto.
Los hijos de Dios vivimos con los pies en la tierra, pero con nuestra mirada puesta en el cielo, en aquellas cosas que mueven el corazón de nuestro Padre celestial. El cristiano maduro está lleno del Espíritu Santo, tiene una vida de oración y de comunión permanente. Ha edificado su casa en la Palabra de Dios, y ha desarrollado los dones y talentos que Dios puso en él. El cielo lo respalda, y las señales lo siguen. La gracia y el amor acompañan su diario caminar.
“Jesús respondió: —Felipe, ¿he estado con ustedes todo este tiempo, y todavía no sabes quién soy? ¡Los que me han visto a mí han visto al Padre! Entonces, ¿cómo me pides que les muestre al Padre?” (Juan 14:9) NTV
¿Puedes decir hoy en día que tu vida es un fiel reflejo de tu Padre celestial? Te animo a dar ese próximo paso, al que Dios te está desafiando que crezcas. ¿Qué áreas de tu vida necesitan ser consagradas a Dios? ¿Hay algo que Dios te ha pedido que hagas y todavía no lo has hecho? No esperes más. Hoy es el día en el que rompes con esas ligaduras que mantenían tus manos atadas. Toda cadena que fue colocada en tus pies para impedir que avances, se rompe ahora por el poder del glorioso nombre de Jesús.