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CONOCIENDO AL ENEMIGO

(Josué 9:1-21)
El conocimiento divino pertenece a los hijos de Dios. En el libro de Deuteronomio 29:29, la Biblia dice que:

“ Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios, mas las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre…”

La Biblia también nos cuenta la importancia de renovar la mente, para aprender a pensar como hijos de Dios. Nuestros pensamientos y estructuras mentales imponen limitaciones al Espíritu de Dios, ya que fuimos educados para pensar como este mundo piensa, conforme a los razonamientos y filosofías dominantes de la actualidad. Pero Dios no se limita a filosofías ni a estructuras de pensamiento. Para Dios no hay límites, y en Él todo lo podemos.

“ En cambio, dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes. Pónganse la nueva naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios, quien es verdaderamente justo y santo.” (Efesios 4:23-24) NTV

El libro de Josué cuenta la historia que vivió el pueblo de Israel en la conquista de la tierra prometida. Tanto Josué como los líderes del pueblo conocían los mandatos que Dios les había dado, y no tomaban ninguna decisión importante sin antes consultar a Dios para tener su bendición y dirección. En una ocasión, luego de haber obtenido dos grandes conquistas al derrotar a los reyes de Hesbón y Basán, Josué y los lideres de la nación decidieron dejarse llevar por sus propios instintos y razonamientos en lugar de consultar a Dios. Demás está decir que el resultado final de esa decisión fue calamitoso para la nación.
Por eso quiero que usted reciba luz a través de este mensaje, y conozca las tácticas que utiliza el enemigo para pervertir los propósitos de Dios y destruir nuestras vidas. Es normal que luego de obtener una serie de victorias bajemos la guardia. Nos sentimos cómodos y confiados en nuestra experiencia, y tenemos el recuerdo fresco de la conquista reciente. Ya no buscamos tanto a Dios en oración como lo hacíamos cuando estábamos en el calor de la batalla, dejamos de confiar en su guía y dirección, y nos dejamos llevar por nuestra intuición.
El ENGAÑO y la ASTUCIA, son dos de las armas más exitosas que históricamente ha utilizado el enemigo para destruir los propósitos de Dios. Aún en el Jardín del Edén, cuando la serpiente engañó a la mujer para que comiera del fruto prohibido, la mentira y la astucia fueron las armas que eligió Satanás para traer muerte a la creación.
En (Josué 9:1-21) podemos ver a la perfección cómo el enemigo utiliza esta herramienta contra el pueblo de Dios. Los gabaonitas se disfrazaron de mendigos para dar lástima, mintieron abiertamente con sus palabras, y montaron una obra de teatro para engañar a todo el pueblo de Israel. Siendo persuadidos por la mentira que oyeron y por la puesta en escena del engaño, Josué y los príncipes de Israel terminaron pactando la paz con los gabaonitas, sin haber consultado a Jehová. Esta alianza con el enemigo permitió que ingrese el virus de la idolatría en la nación, y en las generaciones posteriores, Israel dejó de lado la adoración a Jehová, y volvió a inclinarse ante falsos dioses, corrompiendo la esencia de la nación, y sellando así el fatídico destino de destrucción, destierro y cautiverio.

“El ladrón viene solamente para robar, matar y destruir; pero yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” (Juan 10:10) DHH

Algunas de las herramientas que el enemigo utiliza contra los hijos de Dios son:
  • la mentira
  • el engaño
  • las estafas
  • el fraude
  • la defraudación
  • vendas mágicas sobre la mente que enceguecen el entendimiento
  • brujería
  • hechicería
  • encantamiento
  • todo tipo de prácticas ocultistas diseñadas para engañar y destruir al hombre.
No importa de donde venga el ataque. Lo importante es que tu enemigo ya ha sido vencido. Él no puede tener victoria contra un hijo de Dios. Buscará la forma de vencerte mediante alianzas, astucias y engaños, pero no puede tocar un solo cabello de tu cabeza porque eres propiedad de Dios. Sin embargo, no debemos ignorar sus maquinaciones porque el diablo anda como león rugiente buscando a quien devorar.
La nación de Israel pagó un precio demasiado alto al caer bajo el engaño de los gabaonitas. Por eso, es importante que conozcamos las tácticas que el enemigo utiliza, a fin de no caer en su trampa. Dios tiene que ser el centro de nuestra vida.

Jesús contestó: —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” Este es el primer mandamiento y el más importante. (Mateo 22:37-38)

Si Dios es el Señor de nuestra vida, primero debemos consultarlo a Él. No caigamos en el error de confiar en nuestra propia sabiduría. Sólo Él conoce el final de nuestros días, y la consecuencia de nuestras acciones en las generaciones por venir. Recuerde que el enemigo es un experto en el arte de la astucia y el engaño. No se puede negociar con el diablo. No hay convivencia entre la luz y las tinieblas.
El ejército del enemigo opera a través de: principados, potestades, gobernadores, huestes de maldad, demonios e hijos de las tinieblas (aquellos obradores de maldad).

“Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales.” (Efesios 6:12)

Querido hermano, querido amigo, Jesucristo venció a todo principado y potestad. Y ese poder fue dado a la Iglesia para que ella continúe haciendo la obra de Cristo en la Tierra. Usted y yo somos la iglesia de Cristo, ¡Él vive en nosotros! Tenemos poder y autoridad para deshacer toda obra del infierno y traer vida en abundancia.
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