CORONANDO EL AÑO
5 PROMESAS DE LA BIBLIA PARA CORONAR TU VIDA
1) “¿qué son los simples mortales para que pienses en ellos, los seres humanos para que de ellos te ocupes? Sin embargo, los hiciste un poco menor que Dios y los coronaste de gloria y honor.” (Salmo 8:4-5 NTV)
2) “Los simplones están vestidos de necedad, pero los prudentes son coronados de conocimiento.” (Proverbios 14:18 NTV)
3) “… pero si permaneces fiel, incluso cuando te enfrentes a la muerte, te daré la corona de vida.” (Apocalipsis 2:10 NTV)
4) “Coronas el año con una copiosa cosecha; hasta los senderos más pisoteados desbordan de abundancia.” (Salmo 65:11 NTV)
5) A sus enemigos vestiré de confusión, Mas sobre él florecerá su corona. (Salmo 132:18 RVR 1960)
El significado que la Biblia le otorga a la palabra “coronar” es el de RESTITUIR, recibir una gran RECOMPENSA. Cuando hacemos la voluntad de Dios, y aprendemos a caminar firmes tomados de su Palabra, Dios restituye a nuestras vidas todo lo que el enemigo nos robó.
El libro de (2 Reyes 5:1-14) nos cuenta la historia de Naamán, un general del ejército de Siria que padecía lepra. Ésta era una enfermedad incurable, mutilante y vergonzosa, que afectaba principalmente la piel y los nervios periféricos. En la antigüedad no sabían cómo tratar esta enfermedad, y quien la padecía estaba destinando a sufrir una muerte dolorosa y solitaria.
Naamán fue a ver al profeta Eliseo para recibir un milagro de Dios.
La historia cuenta que éste General Sirio recibió el milagro que anhelaba. Siguió las indicaciones del profeta al pié de la letra, aún cuando no entendía lo que hacía. Tuvo que bañarse varias veces en el rio Jordán, y en la séptima zambullida su piel quedó limpia por completo.
En un instante Naamán fue restituido. La lepra desapareció en un instante. En cada una de las zambullidas, obedeciendo el mandato del profeta, Naamán moría a su orgullo. Renunciaba a lo que su razonamiento le dictaba. Era incomprensible que por bañarse en el río Jordán su cuerpo pudiera recibir sanidad. Sin embargo, Naamán fue siete veces obediente.
El orgullo, el enojo, la desobediencia, la falta de perdón, son murallas que se anteponen a las bendiciones que Dios preparó para nosotros. Me gustaría que antes de finalizar el año, con la dirección del Espíritu Santo usted pueda derribar cualquier obstáculo que esté frenando su bendición. Dios quiere coronar tu vida con lo mejor del cielo, ¡el tiempo de la restitución ha llegado!