5 PRINCIPIOS DE LA AUTORIDAD
“Cierto día, Jesús reunió a sus doce discípulos; y les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y sanar enfermedades. Luego los envió para que anunciaran a todos acerca del reino de Dios y sanaran a los enfermos.” (Lucas 9:1-2) NTV
Dios ha dado a sus hijos autoridad del cielo para hacer su buena voluntad aquí en la Tierra. El encargo que Jesús le dio a sus discípulos fue concreto: “Sanen a los enfermos, liberen a los cautivos y anuncien la buena noticia de que ¡el reino de Dios ha llegado!”. El poder y la autoridad que Dios le ha dado a la iglesia es para que Su nombre sea exaltado. Usted y yo somos la iglesia de Cristo, ¡Él vive en nosotros! es nuestra responsabilidad levantar el nombre de Jesús en alto “… para que todo aquel que en Él crea, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
“Sin embargo, si yo expulso a los demonios por el Espíritu de Dios, entonces el reino de Dios ha llegado y está entre ustedes.” (Mateo 12:28) NTV
Éste era el mensaje principal de Cristo: “el reino de Dios ha llegado y está entre ustedes”. ¿Cómo evidenciamos que el reino de Dios está entre nosotros? Cuando hacemos la voluntad del Padre, dando amor al prójimo, sanando a los enfermos, echando fuera los demonios, y poniendo en libertad a los cautivos. Ése es el mensaje del reino, y la autoridad del cielo nos fue dada para cumplir éste propósito.
Hay 5 principios de autoridad que quiero compartir con ustedes. Cada uno de ellos funciona conforme a su propia naturaleza, y cada uno tiene un propósito diferente.
- AUTORIDAD DE DIOS: En Dios está el poder de lo creativo, Él es el Dios de la creación, todo lo que existe cobró forma y vida por medio de Él, por lo tanto tiene autoridad sobre todas las cosas, y no hay nada imposible para Él. Como hijos de Dios, tenemos poder para usar ésta autoridad y movernos en el plano sobrenatural para crear por medio de la fe aquello que hoy no existe. Dios no tiene límites, y si usted cree en Él, hasta donde usted crea, usted puede crear. El límite a Dios se lo pone su propia fe.
- AUTORIDAD DEL HIJO DE DIOS: Jesús vino a dar vida. Él venció al pecado, venció a la muerte, y por medio de Él gozamos de libertad, sanidad, liberación y salvación. Él es nuestra fuente de vida eterna, es la vertiente de agua viva que brota de nuestro interior para llevar salud, restauración y vida allí donde hay muerte. Él entregó su vida para dar vida, y ésa es la autoridad que se mueve en los hijos de Dios.
- AUTORIDAD DEL ESPÍRITU SANTO: Él es el consolador, y su propósito es estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Él trae consuelo a las almas afligidas y sana los corazones. El Espíritu Santo es quien nos transforme de adentro hacia afuera. Él no repara las cosas, sino que las hace todas nuevas. Él es Espíritu de verdad, y es quien nos revela todas las cosas.
- AUTORIDAD DEL REINO: Somos embajadores del reino de Dios aquí en la Tierra. Somos ciudadanos del reino de los cielos, y como tales poseemos una cultura celestial, nuestra mente ha sido transformada, nuestra manera de actuar ha cambiado. Vivimos por fe, tenemos la mente de Cristo y actuamos como hijos del Rey. Tenemos el respaldo del reino de los cielos para hacer la buena voluntad del Padre. Los ángeles del cielo están a nuestra disposición. El cielo gobierna la Tierra.
- AUTORIDAD DE LA BIBLIA: Es la palabra de Dios. Es Dios hablando a la humanidad en general y a cada persona en particular. El poder y la autoridad de la palabra de Dios no tiene límites, se fundamenta en su propio carácter divino de verdad, fidelidad, y permanencia. Cuando hablamos la Palabra de Dios, estamos diciendo lo que Dios dice, y lo que Él dice así será. Ella cumplirá el propósito por el cuál fue enviada, no volverá vacía. Su Palabra es verdadera y fiel, pueden pasar los siglos, pero su Palabra no pasará. Dios no es hombre para mentir, Él es la fuente de toda autoridad.
“ Pues la palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra entre el alma y el espíritu, entre la articulación y la médula del hueso. Deja al descubierto nuestros pensamientos y deseos más íntimos.” (Hebreos 4:12) NTV
Para ejercer autoridad, primeramente debemos estar bajo autoridad. No podremos ejercerla si antes no reconocemos la soberanía y el señorío de Dios sobre nosotros. La autoridad del cristiano nace de la nueva identidad que recibimos como hijos de Dios y que adquirimos por medio del sacrificio de Jesús en la cruz del calvario. Asegúrese que su nombre esté escrito en el libro de la vida, llénese del Espíritu Santo, prepárese y permita que sea Él quien lo guíe en la transformación de todo su ser, de manera que usted pueda caminar en la Tierra como Jesús lo hacía y llevar a cabo el propósito por el cual nació.