CONQUISTANDO LAS RIQUEZAS – Reclama tu monte (Josué 14:6-14)
En el viaje hacia la “tierra prometida”, durante los 40 años que duró el peregrinaje de Israel en el desierto, el pueblo disfrutó de la continua provisión divina de Dios. Todos los días Dios enviaba maná del cielo (una especie de pan que contenía todos los nutrientes necesarios para vivir saludablemente). Cuando tenían sed, Dios hacía brotar agua de las rocas, y sus vestidos y calzados milagrosamente resistían la erosión del desierto.
Entre el millón y medio de israelitas que salieron de Egipto liderados por Moisés estaban Josué y Caleb, quienes formaron parte de un equipo táctico de avanzada militar que realizaba tareas de espionaje y reconocimiento en la avanzada israelita hacia la tierra prometida. Ellos fueron los únicos dos espías de todo el grupo que regresaron con un reporte positivo luego de recorrer la tierra de Canaán, no porque negaran la realidad objetiva que tenían delante de sus ojos, sino porque su confianza estaba puesta en Dios. Ellos habían visto lo mismo que los demás espías, habían visto las ciudades amuralladas, los gigantes descendientes de Anac que habitaban en Hebrón, pero sabían que su Dios era más grande que todas las circunstancias. El mismo Dios que fue capaz de proveer a diario para todas sus necesidades en medio del desierto, también era capaz de proveer todo lo necesario para lograr una gran victoria. La fe de Josué y Caleb, estaba puesta en la fidelidad inmutable de Dios y sus promesas.
45 años después de aquel momento del reporte de los espías, Caleb con 85 años de edad se presenta ante Josué para reclamar la tierra que Moisés le prometió por herencia. Estas fueron sus palabras:
“ Estoy tan fuerte hoy como cuando Moisés me envió a esa travesía y aún puedo andar y pelear tan bien como lo hacía entonces. Así que dame la zona montañosa que el Señor me prometió. Tú recordarás que, mientras explorábamos, encontramos allí a los descendientes de Anac, que vivían en grandes ciudades amuralladas. Pero si el Señor está conmigo, yo los expulsaré de la tierra, tal como el Señor dijo ” (Josué 14:11-12) NTV
Caleb creyó en su corazón a la promesa de Dios, y brindó un informe conforme a su fe y convicción. No fue parte de aquellos que se dejaron vencer por el temor y las circunstancias. Caleb tenía un espíritu mayor.
El que tiene fe arrebata las bendiciones. Aquellos que se dejan intimidar por las circunstancias se queda afuera de la tierra prometida.
Hoy en día muchos argentinos entran en pánico al ver las noticias. El corazón de muchos desfallece por causa de informes negativos, tal como sucedió al pueblo de Israel con el informe negativo que dieron los demás espías. Cuando la gente se deja llevar por las circunstancias, los hijos de Dios tienen paz, seguridad y confianza. Cuando los demás ven crisis y turbulencia, los hijos de Dios ven oportunidades. Los cristianos nos paramos sobre las promesas divinas. Dios no es hombre para arrepentirse, Él es fiel, y su fidelidad es para siempre.
Caleb era entendido en la voluntad de Dios y sabía que ese era tiempo de oportunidades. Querida Argentina, amada iglesia, este es tiempo de oportunidades para aquellos que tenemos el Espíritu de Dios. Cuando todos los demás entran en pánico y se dejan llevar por los informes negativos, los hijos de Dios avanzamos con certeza y seguridad, porque no esperamos nada del hombre, nuestro sustento viene del Señor, quien hizo los cielos y la tierra.
“Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, Ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá. El que guarda a Israel. Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, Ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal; Él guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada. Desde ahora y para siempre.” (Salmo 121:2-8) RVR
Caleb tomó la tierra. Pisó al enemigo que estaba ocupando su territorio, conquistó su herencia y recibió las promesas. Las promesas de Dios se conquistan y se toman primeramente por la fe, luego esa fe nos permite avanzar y seguir adelante en medio de las turbulencias hasta obtener la victoria completa. Hoy quiero preguntarle ¿cuál es su monte?. ¿Hay promesas que Dios le ha dado que está esperando conquistar? ¡Este es el mes de hacer efectivas esas promesas! El enemigo que estaba afrontando su vida, cae en este mes y nada le podrá hacer frente.
“ Tengan la seguridad de que les he dado autoridad de aplastar escorpiones y serpientes, y autoridad sobre todo el poder del enemigo. Nada les hará daño.” (Lucas 10:19) PDT
En todos los hijos de Dios hay una edad espiritual para las conquistas. Muchos de ustedes ya han atravesado el desierto, su carácter ha sido moldeado a lo largo de todo ese proceso. Ya están listos para tomar posesión de la tierra prometida.
Caleb dijo: “ …cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar. ” Significa, nunca perdí la fe. Mi provisión viene del cielo, Dios es mi proveedor y el nunca me fallará. Así como Caleb, tenía una fe inmutable que lo fortalecía a pesar del paso de los años, de la misma manera querido hermano quiero que usted se fortalezca en Dios y sus promesas. No importa el tiempo que haya pasado, nunca pierda las fuerzas para la conquista. ¡Es tiempo del cumplimiento! Aquellos que tienen un espíritu diferente, conquistan las promesas. Nuestra fe está puesta en Dios, no en el hombre. Tome ahora la tierra prometida. ¡Éste es el tiempo!
“ Una vez fui joven, ahora soy anciano, sin embargo, nunca he visto abandonado al justo ni a sus hijos mendigando pan.” (Salmo 37:25) NTV
“ Mi Dios, a su vez, rico y poderoso como es, proveerá a todas las necesidades que ustedes tengan, por medio de Jesucristo.” (Filipenses 4:19) BLPH