CRECIENDO EN NUESTRA RELACIÓN CON DIOS (1 Samuel 3:1-11)
Todos fuimos creados con un propósito. Dios quiere que tu vida se desarrolle para que puedas liberar todo el potencial por el cual fuiste creado. Es hora que te deshagas de los temores que te paralizan y corras hacia el cumplimiento de tu llamado.
Samuel había sido consagrado a Dios, aún antes de ser concebido. Servía a Dios en el templo, vivía en el templo, de hecho dormía en el santuario, pero aún no lo conocía.
“Entonces el Señor se detuvo junto a él, y lo llamó como las otras veces: «¡Samuel, Samuel!» Y Samuel respondió: «Habla, Señor, que tu siervo escucha.»” (1 Samuel 3:10) RVC
La Biblia dice que ¡Dios se detuvo junto a él! ¿Estás listo para que Dios se detenga a tu lado? Dios quiere revelarse a tu vida. Él es el primer interesado en tener una relación personal contigo. Fuimos creados para relacionarnos con Él. Desde el primer hombre en la Tierra, vemos como Dios caminaba junto a él y tenía comunión con el hombre. El corazón de Dios no ha cambiado, a lo largo de toda la Biblia vemos una y otra vez su deseo de revelarse a nosotros para que lo conozcamos.
“Ahora vemos de manera indirecta, como en un espejo, y borrosamente; pero un día veremos cara a cara. Mi conocimiento es ahora imperfecto, pero un día conoceré a Dios como él me ha conocido siempre a mí.” (1 Corintios 13:12) DHH
¿Será éste el día en que Dios se revele a tu vida? “Y acostumbraba hablar el Señor con Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo…” (Éxodo 33:11) LBLA
Dios te está buscando. Quizás conozcas de Él, quizás hayas oído de Él, seguramente también hayas leído acerca de Él. Pero Dios quiere tener un encuentro personal contigo. Octubre es el mes del crecimiento, lo desafío a crecer en éste mes a un nuevo nivel en su relación personal con Dios. Busque desarrollar una comunión íntima en todo momento. Es importante separarse un tiempo especial para estar a solas con Dios, pero no deje de buscar su presencia a lo largo del día en todo lo que haga. Que se vida entera se vuelva un acto de adoración a Dios.
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo.” (Apocalipsis 3:20) LBLA