Pascua significa “paso”, el paso que dio el pueblo de Israel de la esclavitud hacia la libertad, de la muerte a la vida, la noche que salieron de Egipto camino a la tierra prometida.
La primera Pascua se celebró en Egipto, fue la última noche que pasaron en ese territorio. Por instrucciones de Dios dadas a Moisés y Aarón, el pueblo debía sacrificar un cordero sin mancha, y cubrir el dintel de la puerta de ingreso de cada hogar con esa sangre. La señal de la sangre obraba como protección contra la muerte que visitaría la casa de los egipcios esa misma noche. Este símbolo del cordero y la sangre, representaba el futuro sacrificio que haría el Hijo de Dios en la cruz para salvar a la humanidad de la esclavitud del pecado y de la muerte.
Jesús es la verdadera Pascua. Él es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Las últimas palabras de Jesús en la cruz fueron “consumado es” (Juan 19:30). Significa, que el sacrificio de amor se había realizado. El precio por nuestra salvación, por nuestro perdón, por nuestra libertad, había sido pagado. Su muerte y resurrección nos hace libres de toda condena de pecado, de toda maldición y de la muerte. Porque en El y por medio de El tenemos vida eterna. Ése es el glorioso poder de la cruz.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16)
Pascua es la máxima muestra de amor de Dios por nosotros, por el mundo, por la humanidad, por tu vida. Jesús entregó su vida como precio de rescate por la tuya y la mía. Llevó sobre sí mismo la paga que nos correspondía por nuestros pecados.
Pascua es salvación, es redención de pecados, es resurrección, es el paso de la muerte a la vida. En Jesús tenemos salud, salvación, restauración, y esperanza de vida eterna.
“Entonces Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?” (Juan 11:25-26) NVI
Quiero invitarlo a hacer esta oración conmigo:
Padre Dios yo clamo en este día, entendiendo tu gran amor y misericordia, entendiendo tu ofrenda, al dar a Cristo, tu único Hijo como precio de rescate por mi vida. Ahora entiendo el poder de la cruz que cambió para siempre la historia de la humanidad. Yo en este momento recibo a Jesús como mi Señor y Salvador en mi vida y en mi casa. Él es la verdadera Pascua, Él es la resurrección y la vida. Amén y amén.