“porque la vida del cuerpo está en la sangre. Les he dado la sangre sobre el altar con el fin de purificarlos, para hacerlos justos ante el Señor. Es la sangre, dada a cambio de una vida, la que hace posible la purificación.” (Levítico 17:11) NTV
La sangre de un cordero inocente, perfecto y sin mancha, debía ser ofrecida para cubrir el pecado de las personas. Esta fue la ley que Dios transmitió a Moisés, y que fue escrita por él en el libro de Levítico. Pero con el pasar de los años, esta práctica se convirtió en una costumbre, diluyendo el verdadero significado del arrepentimiento, el perdón, la sustitución y la reconciliación con Dios. Fue necesario que el Dios invisible tomara forma de hombre y viniera a este mundo para ofrecer su propia vida como sacrificio único, final y total por el rescate de toda la humanidad. Dios entregó por nosotros aquello que más amaba, a su propio Hijo, con el fin de perdonar, sanar, restituir y restablecer la comunión con el.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16) RVR
Jesús fue el sustituto del pecado de la humanidad. Él pagó el precio, tomó tu lugar, venció al pecado, a la muerte y nos reconcilió nuevamente con Dios. Su sangre derramada nos limpia de todo pecado y nos habilita para ingresar a la presencia del Padre. El sacrificio de Cristo restituye todo lo que el hombre perdió como consecuencia del pecado, y nos relaciona libremente con Dios. Su sangre es el nuevo pacto entre el cielo y la tierra, entre Dios y el hombre, para redención y salvación.
“Después de la cena, tomó en sus manos otra copa de vino y dijo: «Esta copa es el nuevo pacto entre Dios y su pueblo, un acuerdo confirmado con mi sangre, la cual es derramada como sacrificio por ustedes.” (Lucas 22:20) NTV
¿Qué hizo la sangre de Cristo por nosotros?
- Nos redimió de todo pecado y de toda maldad.
- Nos reconcilió con el Padre.
- Nos dió una nueva naturaleza. Nacemos de nuevo, un nacimiento del espíritu.
- Nos dió la victoria sobre toda fuerza del mal.
- Limpió nuestra conciencia.
- Nos sanó de toda enfermedad.
- Nos dió vida eterna.