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EL PRINCIPIO ETERNO DE LA SIEMBRA Y LA COSECHA

En el mundo los primeros hombres se organizaron conforme a un conjunto de normas que acordaron establecer para regir sus conductas. Fue precisamente ese acuerdo lo que permitió salir del estado de naturaleza en el cuál regía “la ley de la selva”, dando lugar a la formación de comunidades, pueblos, y eventualmente naciones.
El reino de lo cielos obedece las leyes eternas creadas por Dios, principios divinos establecidos antes de la fundación del mundo, mientras que los países se manejan conforme a las leyes creadas por los hombres. Para regir la vida económica, el hombre se organizó primero con el trueque, luego con un salario y finalmente un sueldo, limitando así la capacidad de compra, los sueños y proyectos al tamaño del ingreso. Sin embargo, los hijos de Dios vivimos conforme a los principios del reino de los cielos, el cual enseña “la ley de la siembra y la cosecha”.
Los principios del reino nos enseñan a vivir por encima de las limitaciones creadas por el hombre. Nos ayudan a ver las cosas como Dios las ve sin límites, desde la perspectiva de un Dios creador que quiere bendecirnos abundantemente. LA LEY DE LA SIEMBRA Y LA COSECHA establece que el hombre cosechará el fruto de la semilla que sembró. Toda gran cosecha comienza con una pequeña semilla, y da fruto como resultado de haber sido sembrada en buena tierra, liberando vida.

“Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por completo: apretado, sacudido para que haya lugar para más, desbordante y derramado sobre el regazo. La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio.” (Lucas 6:38) NTV

HAY 4 PASOS A SEGUIR PARA COSECHAR ABUNDANTEMENTE:

  1. Lo primero que hace un buen sembrador es elegir LA SEMILLA, no cualquier semilla es la correcta. Debe ser cuidadosamente seleccionada conforme al fruto que espera cosechar.

“Pues es Dios quien provee la semilla al agricultor y luego el pan para comer. De la misma manera, él proveerá y aumentará los recursos de ustedes y luego producirá una gran cosecha de generosidad en ustedes.” (2 Corintios 9:10) NTV

2. Luego, elige LA TIERRA. Debe ser una tierra que haya sido previamente preparada para ser sembrada: se remueven las malezas, se quitan las piedras, se airea la tierra y se la abona. No cualquier tierra es buen suelo para sembrar.

“Pero otras semillas cayeron en tierra fértil, y germinaron y crecieron, ¡y produjeron una cosecha que fue treinta, sesenta y hasta cien veces más numerosa de lo que se había sembrado!” (Marcos 4:8) NTV

3. En tercer lugar, todo buen sembrador sabe que hay un tiempo aceptable para la siembra. No cualquier momento es el indicado. El buen sembrador elige EL TIEMPO para realizar la siembra, hay una temporada específica para cada tipo de semilla.

“Un tiempo para nacer y un tiempo para morir. Un tiempo para sembrar y un tiempo para cosechar.” (Eclesiastés 3:2) NTV

4. Por último, el buen sembrador riega LA TIERRA generando la humedad necesaria para que la semilla germine. En el plano espiritual el cristiano riega la tierra con oración, esperando una cosecha abundante.

“Recuerden lo siguiente: un agricultor que siembra solo unas cuantas semillas obtendrá una cosecha pequeña. Pero el que siembra abundantemente obtendrá una cosecha abundante.” (2 Corintios 9:6) NTV

Todo aquello en lo que el hombre pone su energía, tiempo y dinero es un acto de siembra. La cosecha será el resultado de la semilla que hemos colocado. ¿Está usted sembrando en buena tierra? Los principios espirituales son leyes eternas creadas por Dios para que vivamos de manera plena y abundante. Los hijos de Dios vivimos conforme a los principios del reino, ellos vivifican, bendicen, prosperan y multiplican. No son acciones aisladas, momentáneas provocadas por la espontaneidad de la emoción. PARA EL CRISTIANO LOS PRINCIPIOS DEL REINO SON UN ESTILO DE VIDA.