Señor, ¿qué quieres que yo haga?
Eso fue lo primero que le dijo Saulo de Tarso a Jesús, cuando se encontró con él camino a Damasco. Esta es sin duda, la pregunta más sabia que podemos hacernos antes de tomar cualquier decisión.
Saulo de Tarso era un hombre sumamente formado y de gran influencia. Tenía doble ciudadanía, era romano y judío a la vez. Se había preparado en la mejor escuela de estudios de la época, a los pies del maestro Gamaliel. Tenía en su poder cartas expedidas por el sumo sacerdote del templo de Jerusalén que lo autorizaban a encarcelar, torturar y matar a los cristianos. Su meta era terminar con todos los seguidores de Jesús, hasta que un día Jesús mismo le salió al encuentro.
“Al acercarse a Damasco para cumplir esa misión, una luz del cielo de repente brilló alrededor de él. Saulo cayó al suelo y oyó una voz que le decía: —¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues? —¿Quién eres, señor? —preguntó Saulo. —Yo soy Jesús, ¡a quien tú persigues! —contestó la voz—.” (Hechos 9:3-5) NTV
- SAULO TUVO UN ENCUENTRO CON JESÚS: Su mundo entero cambió a partir de ese momento. Todo el conocimiento que había acumulado a lo largo de todos sus años de estudio, en ese mismo instante adquirió una nueva perspectiva. Así como sucedió con Saulo, sucederá contigo si decides servirlo. Para ser transformado de adentro hacia afuera debes tener un encuentro personal con Jesús, debes conocerlo.
- SAULO RECIBIÓ LA VISTA: La gloria y el resplandor de Jesús hicieron que Saulo quedara ciego durante tres días, hasta que un hombre de Dios llamado Ananías puso sus manos sobre él para que recobre la vista. El servicio a Dios trae revelación del mundo espiritual para que comiences a ver aquello que antes no veías. Tu vida adquiera un nuevo propósito y comienzas a caminar con certeza por el camino que Dios trazó para ti.
“Así que Ananías fue y encontró a Saulo, puso sus manos sobre él y dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, quien se te apareció en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo».”
- SAULO FUE BAUTIZADO: Su vida fue transformada, fue lleno del Espíritu Santo, y fue equipado para la tarea que debía emprender. Se quedó unos días en Damasco compartiendo tiempo con Ananías y los demás creyentes de la ciudad. Ese fue un tiempo en el que Dios trabajó en su corazón, trayendo sanidad y restauración, preparándolo para el ministerio.
- COMIENZA SU MINISTERIO: Luego de haber tenido un encuentro con Jesús, y de recibir la vista, Saulo recibió la llenura del Espíritu Santo. Fue bautizado en aguas y su corazón fue restaurado. Compartió tiempo con Ananías y con los creyentes de Damasco antes de dar comienzo a su ministerio.
“Y enseguida comenzó a predicar acerca de Jesús en las sinagogas, diciendo: «¡Él es verdaderamente el Hijo de Dios!». Todos los que lo oían quedaban asombrados.” (Hechos 9:20-21) NTV
Todo comenzó a partir del encuentro que Saulo tuvo con Jesús, y una simple pregunta que demuestra rendición incondicional:
“Señor, ¿qué quieres que yo haga?”
En esa simple pregunta reside la clave del servicio a Dios. Saulo se convirtió en el Apóstol Pablo, escribió más de la mitad de los libros del nuevo testamento (14 epístolas), fundó iglesias por todo el mundo antiguo, preparó discípulos, los equipó, y predicó el evangelio hasta lo último de la Tierra. Los frutos de su trabajo y ministerio, son palpables hoy en día. Cuando decides dedicar tu vida en servicio al Creador del universo, los resultados repercuten por la eternidad.