ROMPIENDO LAS MALDICIONES GENERACIONALES
En la tierra sólo hay dos tipos de personas: aquellos que viven bajo la bendición de Dios, y aquellos que viven bajo maldición. Así como las bendiciones siguen a las personas y acompañan a los hijos y a los hijos de sus hijos, así también las maldiciones siguen a las personas y continúan aún en ausencia de ellas, hasta la tercera y cuarta generación. “… porque yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso, quien no tolerará que entregues tu corazón a otros dioses. Extiendo los pecados de los padres sobre sus hijos; toda la familia de los que me rechazan queda afectada, hasta los hijos de la tercera y la cuarta generación. Pero derramo amor inagotable por mil generaciones sobre los que me aman y obedecen mis mandatos.” (Éxodo 20:5-6) NTV
¡Alégrese! Si las consecuencias del pecado se extienden hasta cuatro generaciones, ¡el amor y la misericordia de Dios llegan hasta mil generaciones!
¿CÓMO LLEGA UNA MALDICIÓN A MI VIDA?
La maldición viene como consecuencia de desobedecer un mandato divino. Dios es un padre de amor y como tal estableció reglas, consejos y mandamientos para que vivamos en esta tierra conforme a su plan de bendición. Cuando el hombre elige hacer su propia voluntad y transgrede un mandato divino, elige el camino de la maldición. Esto sucedió en el huerto del Edén con los primeros seres humanos sobre la tierra, Adán y Eva. Dios les dijo: “…puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás.” (Génesis 2:16-17)NVI
¿CUÁLES SON LAS CONSECUENCIAS DE ELEGIR EL CAMINO DE MALDICIÓN?
La maldición trae como consecuencia la esterilidad de la bendición. Cuando Dios bendice al hombre y a la creación en Génesis 1:28 dijo: “Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo”. El hombre posteriormente desobedece a Dios y decide comer del fruto del árbol que Dios mandó que no coman. En ese momento Adán y Eva eligen transgredir el mandato divino, y como consecuencia eligen el camino de la maldición. En Génesis 3:17-19 vemos el resultado: “Por cuanto le hiciste caso a la mujer, y comiste del árbol del que te prohibí comer, ¡maldita será la tierra por tu culpa! Con penosos trabajos comerás de ella todos los días de tu vida. La tierra te producirá cardos y espinas, y comerás hierbas silvestres. Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado. Porque polvo eres, y al polvo volverás.”
Cristo es el postrer Adán. Él vino a la tierra, siendo Dios se hizo hombre y siendo justo ofreció su vida por nosotros, para que por medio de su sacrificio y redención, el pecado, la maldición y la muerte, ya no tengan más autoridad sobre nosotros y podamos disfrutar de una nueva vida de bendición en Cristo Jesús. “Así es, un solo pecado de Adán trae condenación para todos, pero un solo acto de justicia de Cristo trae una relación correcta con Dios y vida nueva para todos. Por uno solo que desobedeció a Dios, muchos pasaron a ser pecadores; pero por uno solo que obedeció a Dios, muchos serán declarados justos.” (Romanos 5:18-19) NTV
5 PASOS PARA ROMPER UNA MALDICIÓN
1. IDENTIFICAR LA MALDICIÓN Y CERRAR LAS PUERTAS: Si la maldición vino como consecuencia de una práctica contraria a los mandamientos divinos, lo primero que debe hacer es dejar de hacer aquello que está fuera de la voluntad de Dios y renunciar a esta actividad, práctica, costumbre o hábito.
2. TODA MALDICIÓN FUE VENCIDA EN LA CRUZ DEL CALVARIO POR MEDIO DE CRISTO JESÚS: “Cristo nos rescató de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros, pues está escrito: Maldito todo el que es colgado de un madero.” (Gálatas 3:13) NVI
3. UTILICE EL NOMBRE DE JESÚS PARA ROMPER TODA MALDICIÓN. “Por lo tanto, Dios lo elevó al lugar de máximo honor y le dio el nombre que está por encima de todos los demás nombres para que, ante el nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor para la gloria del Dios Padre.” (Filipenses 2:9-11) NTV
4. LA BENDICIÓN DE DIOS ROMPE TODA MALDICIÓN: Busque agradar a Dios, vivir conforme a su buena voluntad. Lea la Biblia y desarrolle una vida de oración. La palabra de Dios es alimento para nuestro espíritu, ella nos fortalece y es luz para marcarnos el camino por donde debemos caminar.
5. DECLARACIÓN: Declare con sus labios que su vida y su familia le pertenecen a Jesucristo. Usted fue comprado por el mayor precio que se podía dar en el universo, la sangre del Hijo de Dios. Si usted recibió a Cristo Jesús en su corazón, Él es el dueño de su vida y la maldición no tiene autoridad sobre usted. Su vida y su familia están guardas en Cristo Jesús. “De modo que si alguno esta en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Corintios 5:17) NTV