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DIOS, MI FORTALEZA

Estamos comenzando el año y necesitamos renovar nuestras fuerzas para encarar los desafíos que tenemos por delante. Cuando el pueblo de Israel salió de Egípto rumbo a la tierra prometida, atravesó muchas dificultades a lo largo del desierto. Vivieron diferentes situaciones que pusieron a prueba el carácter, la voluntad y la fe de la nación. En cada una de esas situaciones Dios estuvo a su lado y reveló su corazón de Padre para con Israel: su amor, su acompañamiento, su paciencia, su justicia, su santidad, su misericorida y su perdón.
El libro de Éxodo, capítulo 17 relata la primera batalla que Israel tuvo con los amalecitas. Este pueblo tenía por costumbre atacar sorpresivamente y por la retaguardia, dando muerte segura a los más indefensos. Los que primero morían eran aquellos que menos fuerzas tenían, quienes iban al final de la caravana: los ancianos, los niños, las mujeres, los enfermos y los heridos. Sin piedad alguna los amalecitas aniquilaban todo a su paso, lo que no sabían era que estaban luchando contra el pueblo de Dios, y quien tocaba a uno de ellos estaba enfrentando a Dios mismo.

“Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Pon esto por escrito en un rollo de cuero, para que se recuerde, y que lo oiga bien Josué: Yo borraré por completo, bajo el cielo, todo rastro de los amalecitas».” (Éxodo 17:14) NTV

Quien quiera tocar tu vida toca a Dios, porque la protección de Dios está sobre ti. Eres propiedad suya.

Esta es la promesa de Dios para tu vida:

“Nadie podrá hacerte frente mientras vivas. Pues yo estaré contigo como estuve con Moisés. No te fallaré ni te abandonaré.” (Josué 1:5) NTV

Hay 4 puntos que quiero destacar sobre Moisés al presentar batalla:

  1. Subió al monte a orar con dos personas: Moisés no enfrentó la batalla solo, buscó la compañía de dos personas más y juntos fueron a la cima del monte para orar. Usted tiene que tener un lugar donde estar a solas con Dios para librar sus batallas personales. Un monte propio, un lugar en su casa, donde Dios le otorgue sus mayores conquistas. Aquello que hagas en privado, Dios lo recompensará en público.
  2. Los brazos en alto: La respuesta a la batalla que estés librando viene de arriba. Desde la cima del monte la perspectiva cambia. Aquello que parecía enorme se ve pequeño, obtienes una visión integral de las cosas. “Mientras Moisés mantenía los brazos en alto, la batalla se inclinaba en favor de los israelitas; pero, cuando los bajaba, se inclinaba en favor de los amalecitas.” (Exodo 17:11) NTV
  3. Hermanos que te sostengan: Arón y Hur sostuvieron los brazos de Moisés. ¿Hay alguien que sostenga tus brazos cuando comienza a ganar el cansancio? La Iglesia brinda la ayuda y contención que tu vida necesita para no desfallecer en medio de la batalla. “Cuando a Moisés se le cansaron los brazos, tomaron una piedra y se la pusieron debajo para que se sentara en ella; luego Aarón y Hur le sostuvieron los brazos, uno el izquierdo y otro el derecho, y así Moisés pudo mantenerlos firmes hasta la puesta del sol. Fue así como Josué derrotó al ejército amalecita a filo de espada.” (Éxodo 17:12-13) NTV
  4. Jehová es mi estandarte: Él pelea por mí. Arriba de la cabeza de cada hijo de Dios hay una bandera de victoria, un estandarte que declara inmunidad y protección sobre tu vida. “Entonces Moisés edificó un altar en ese lugar y lo llamó Yahveh-nisi (que significa: el Señor es mi estandarte). Dijo: «Por cuanto han levantado su puño contra el trono del Señor, ahora el Señor estará en guerra con Amalec de generación en generación».” (Éxodo 17:15-16) RVR 1960
Amalec atacaba a los más débiles, aquellos que se quedaban sin fuerzas y eran relegados en las últimas filas de la caravana. Para Dios no hay primeros ni últimos en sus filas, todos somos importantes. Cuando los amalecitas atacaron a los débiles y cansados de Israel, Dios lo tomó como una afrenta personal contra El mismo. Dios le dijo a Moisés: “Yo borraré por completo, bajo el cielo, todo rastro de los amalecitas.” Si colocas tu vida en las manos de Dios, y pones por obra sus mandamientos, Él peleará tus batallas. ¡Jehová es nuestro estandarte! ¡El es nuestra bandera de victoria!

“Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti” (Deuteronomio 28:7) RVR 1960.

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